MÚSICA

jueves, 22 de mayo de 2008

El Señor está en mí, el Señor está en ti,...

El Señor está en mí, el Señor está en ti, como la vida está en cada simiente. Renuncia a un
falso orgullo, ¡oh, mi servidor!, y busca en ti a tu Señor.
Un millón de soles irradia Su luz.
Un océano azul se extiende en el cielo. La fiebre de la vida se aplaca y todos mis pecados
se lavan cuando permanezco en el seno mismo del mundo.
Escucha las campanas y los tambores de la Eternidad. ¡Regocíjate en el amor!
La lluvia cae sin agua y los ríos son torrentes de luz.
Sólo el Amor puede penetrar al mundo, y
pocos son los que saben estas cosas.
Están ciegos los que quieren ver las a la luz de la razón, de esa misma razón que es la causa
del alejamiento.
¡El Palacio está tan distante de la razón! ¡Bendito Kabir, que puede, en el seno de la dicha
infinita, cantar en sí mismo el cántico del encuentro del alma con el Alma, el cántico del
olvido de las penas, el cántico que supera todo cuanto penetra en nosotros y todo cuanto
emana de nosotros!

Kabir