MÚSICA

miércoles, 25 de febrero de 2009

Rabindranath Tagore (1861-1941)

Rabindranath Tagore
(1861-1941)

Rabindranath Tagore Poeta y filósofo indio

Nació el 6 de mayo de 1861 en Calcuta (India) en el seno de una familia de brahmanes. Con 17 años publicó su primer libro de poemas. Pasó algún tiempo en Inglaterra (1878) donde cursó estudios de Derecho. Regresó a su país y no tradó mucho en convertirse en el autor más importante y famoso de la época colonial. Escribió en lengua bengalí. Su obra, muy imaginativa y profundamente religiosa, está impregnada por su amor a la naturaleza y a su tierra. Autor de poesía, cuentos, novelas y obras de teatro, además de componer centenares de canciones populares. En 1929 se inició en la pintura. Internacionalista decidido y educador, en 1901 fundó en su propiedad bengalí la escuela Santiniketan, para la enseñanza de una mezcla de filosofías orientales y occidentales, que en 1921 se convertiría en la Universidad Internacional Visva-Bharati. En 1913, le otorgaron el Premio Nobel de Literatura y dos años después el rey Jorge V le nombró caballero, título al que renunció tras la matanza de Amritsar en 1919, cuando las tropas británicas mataron a 400 manifestantes indios.

El último viaje

Sé que en la tarde de un día cualquiera
el sol me dirá su último adiós,
con su mano ya violeta,
desde el recodo de occidente.

Como siempre habré musitado una canción,
habré mirado una muchacha,
habré visto el cielo con nubes
a través del árbol que se asoma a mi ventana.

Los pastores tocarán sus flautas
a la sombra de las higueras,
los corderos triscarán en la verde ladera
que cae suavemente hacía el río;
el humo subirá sobre la casa de mi vecino...
Y no sabré que es por última vez...

Pero te ruego, Señor: ¿podría saber antes de
abandonarla, por qué esta tierra me tuvo entre sus brazos?
Y, ¿qué me quiso decir la noche con sus estrellas?
Y mi corazón, ¿qué me quiso decir mi corazón?

Antes de partir, quiero demorarme un momento, con el pie
en el estribo, para acabar la melodía que vine a cantar.
¡Quiero que la lámpara esté encendida para ver tu rostro,
Señor! Y quiero un ramo de flores para llevártelo,
Señor, sencillamente.
Tagore