¡Oh Madre Divina!, en que al pronunciar Tu Nombre afluya a mis ojos un torrente de lágrimas
inundando los bancos de arena de mi ignorancia,
y que acabe con la aridez de mi corazón?
¿Florecerá el loto luminoso de la sabiduría,
que disipe para siempre mis tinieblas?
¡Oh Madre Cósmica Omnipresente,
ven a mí en forma humana tangible!
Solo Tu rostro de infinita bondad puede
desterrar para siempre mi dolor.
Kabir


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