incesantemente aparto las hierbas altas en búsqueda del toro.
Siguiendo ríos sin nombre,
perdido en los senderos entrecruzados de montañas distantes,
con mi fortaleza fallándome y mi vitalidad exhausta, no puedo
encontrar al toro. Sólo oigo las cigarras chirriando en el bosque por la noche.
Comentario:
El toro nunca se ha perdido. ¿Qué necesidad hay de buscar?
Sólo porque estoy separado de mi verdadera naturaleza no lo
encuentro. En la confusión de los sentidos pierdo incluso sus huellas.
Lejos de casa, veo muchas encrucijadas, pero no sé qué camino
es el bueno. La avaricia y el miedo, el bien y el mal, me enredan.
La Búsqueda
La Búsqueda
Los Diez Toros del Zen
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