Si quieres aprender cualquier cosa,
aprende a confiar, nada más se necesita.
Si sufres,
ninguna otra cosa puede ayudarte,
aprende a confiar.
Si no encuentras sentido a la vida
y sientes que careces de significado,
nada te ayudará sino confiar.
La confianza da sentido
porque te hace capaz de permitir
que el Todo descienda sobre ti.
“Para luchar por la liberación
uno debe depender de un Gurú.
Cuando tu mente reciba sus bendiciones
la emancipación estará a tu alcance.”
¿Por qué creer en un Gurú, en un Maestro? Porque lo Desconocido está lejos de ti. Esto es sólo un sueño, a lo más una esperanza, un deseo.
Cuando me escuchas hablar del gozo beatífico, ese gozo se queda como palabra. Quizá lo desees, pero no lo conoces, ni sabes lo que es ni cuál es su sabor; está tan lejano de ti. Estás sumido en el sufrimiento y la angustia, en medio de eso empiezas a esperar, a desear el gozo; pero no servirá de nada, necesitas probarlo. ¿Quién podrá dártelo? Sólo aquél que lo ha probado puede servirte de mediador. Él puede actuar de agente catalizador. Nada tiene que hacer, basta su presencia, y a través de él lo Desconocido fluye hacia ti. Como si él fuera una ventana. Sus puertas están abiertas cuando las tuyas están cerradas y has olvidado cómo abrirlas. A través de su ventana puedes dar una ojeada al cielo.
Un maestro, un Gurú, no es sino una ventana. Uno tiene que pasar a través suyo y probar un poco. Entonces ya se pueden abrir las propias ventanas, de otro modo todo queda en palabras. Puedes leer a Tilopa. Pero a menos que encuentres a Tilopa nada te sucederá. Tu mente seguirá diciendo: “Este hombre está loco, alucinado, soñando; debe ser un filósofo, un pensador, un poeta. Pero esto no puede suceder, es imposible estar lleno de gozo”. Tú has conocido solamente el sufrimiento y las penas. Sólo has probado el veneno ¿cómo puedes creer en el elixir?
Un Maestro no es más que la personificación del gozo total. En él está vibrante. Si confías en él, sus vibraciones pueden alcanzarte. Un Maestro no es un enseñante, nada te enseña. Un Maestro no depende de doctrinas y principios. Un Maestro es una presencia. Si confías en él, está a tu disposición. Un Maestro es una disponibilidad. A través suyo tendrás el primer chispazo de la Divinidad. Entonces ya puedes continuar por ti mismo.
“Para luchar por la liberación
uno debe depender de un Gurú.
Cuando tu mente reciba sus bendiciones
la emancipación estará a tu alcance.”
Un Maestro no puede darte la emancipación, pero puede conducirte al borde de ella. La emancipación tiene que ser adquirida por ti, pues una cosa que es dada por alguien también puede ser arrebatada por alguien más. Sólo lo que es tuyo puede ser tuyo. Un Maestro no puede dártelo.
Puede únicamente bendecirte, pero su bendición es un fenómeno vital.
A través suyo puedes mirar tu futuro.
A través suyo puedes percibir tu propio destino.
A través suyo las lejanas cumbres se acercan.
A través suyo comienzas a subir como una
semilla que trata de germinar hacia el cielo.
Su bendición es agua para tu semilla.
En Oriente la bendición de un Maestro tiene un gran significado. Occidente ha permanecido absolutamente ignorante del fenómeno. Occidente conoce enseñantes, no Maestros. Los enseñantes hablan acerca de la Verdad. El Maestro te la da a probar. Un enseñante puede ser alguien que no la conoce por sí mismo, puede que la haya aprendido de otros enseñantes. Busca al Maestro. Enseñantes hay muchos: Maestros, pocos.
¿Y cómo buscar al Maestro? Muévete. Siempre que oigas el rumor de que alguien es un Iluminado, ve y permanece disponible. No pienses mucho, ama, pues a un Maestro se le encuentra a través del sentimiento. El enseñante es hallado a través del pensamiento, él es lógico en sus argumentos. Al Maestro cómelo, bébelo; escucharlo no, pues es un fenómeno vivo de energía. Si lo paladeas te darás cuenta de la diferente cualidad de su ser.
Una gran receptividad es necesaria –receptividad femenina- para encontrar al Maestro. Más si tú estás en disponibilidad ante un Maestro vivo, instantáneamente algo se enciende y quedas atrapado. Es un fenómeno de amor. No puedes probar ante nadie que has encontrado al Maestro. Cualquier prueba puede ser denegada por otros. Si lo has encontrado, tú lo sabes. Este conocimiento es del corazón, de los sentimientos.
Osho- Tantra La Sabiduría Suprema
IV La Gran Enseñanza
16 de febrero de 1975
Págs. 174,176
aprende a confiar, nada más se necesita.
Si sufres,
ninguna otra cosa puede ayudarte,
aprende a confiar.
Si no encuentras sentido a la vida
y sientes que careces de significado,
nada te ayudará sino confiar.
La confianza da sentido
porque te hace capaz de permitir
que el Todo descienda sobre ti.
“Para luchar por la liberación
uno debe depender de un Gurú.
Cuando tu mente reciba sus bendiciones
la emancipación estará a tu alcance.”
¿Por qué creer en un Gurú, en un Maestro? Porque lo Desconocido está lejos de ti. Esto es sólo un sueño, a lo más una esperanza, un deseo.
Cuando me escuchas hablar del gozo beatífico, ese gozo se queda como palabra. Quizá lo desees, pero no lo conoces, ni sabes lo que es ni cuál es su sabor; está tan lejano de ti. Estás sumido en el sufrimiento y la angustia, en medio de eso empiezas a esperar, a desear el gozo; pero no servirá de nada, necesitas probarlo. ¿Quién podrá dártelo? Sólo aquél que lo ha probado puede servirte de mediador. Él puede actuar de agente catalizador. Nada tiene que hacer, basta su presencia, y a través de él lo Desconocido fluye hacia ti. Como si él fuera una ventana. Sus puertas están abiertas cuando las tuyas están cerradas y has olvidado cómo abrirlas. A través de su ventana puedes dar una ojeada al cielo.
Un maestro, un Gurú, no es sino una ventana. Uno tiene que pasar a través suyo y probar un poco. Entonces ya se pueden abrir las propias ventanas, de otro modo todo queda en palabras. Puedes leer a Tilopa. Pero a menos que encuentres a Tilopa nada te sucederá. Tu mente seguirá diciendo: “Este hombre está loco, alucinado, soñando; debe ser un filósofo, un pensador, un poeta. Pero esto no puede suceder, es imposible estar lleno de gozo”. Tú has conocido solamente el sufrimiento y las penas. Sólo has probado el veneno ¿cómo puedes creer en el elixir?
Un Maestro no es más que la personificación del gozo total. En él está vibrante. Si confías en él, sus vibraciones pueden alcanzarte. Un Maestro no es un enseñante, nada te enseña. Un Maestro no depende de doctrinas y principios. Un Maestro es una presencia. Si confías en él, está a tu disposición. Un Maestro es una disponibilidad. A través suyo tendrás el primer chispazo de la Divinidad. Entonces ya puedes continuar por ti mismo.
“Para luchar por la liberación
uno debe depender de un Gurú.
Cuando tu mente reciba sus bendiciones
la emancipación estará a tu alcance.”
Un Maestro no puede darte la emancipación, pero puede conducirte al borde de ella. La emancipación tiene que ser adquirida por ti, pues una cosa que es dada por alguien también puede ser arrebatada por alguien más. Sólo lo que es tuyo puede ser tuyo. Un Maestro no puede dártelo.
Puede únicamente bendecirte, pero su bendición es un fenómeno vital.
A través suyo puedes mirar tu futuro.
A través suyo puedes percibir tu propio destino.
A través suyo las lejanas cumbres se acercan.
A través suyo comienzas a subir como una
semilla que trata de germinar hacia el cielo.
Su bendición es agua para tu semilla.
En Oriente la bendición de un Maestro tiene un gran significado. Occidente ha permanecido absolutamente ignorante del fenómeno. Occidente conoce enseñantes, no Maestros. Los enseñantes hablan acerca de la Verdad. El Maestro te la da a probar. Un enseñante puede ser alguien que no la conoce por sí mismo, puede que la haya aprendido de otros enseñantes. Busca al Maestro. Enseñantes hay muchos: Maestros, pocos.
¿Y cómo buscar al Maestro? Muévete. Siempre que oigas el rumor de que alguien es un Iluminado, ve y permanece disponible. No pienses mucho, ama, pues a un Maestro se le encuentra a través del sentimiento. El enseñante es hallado a través del pensamiento, él es lógico en sus argumentos. Al Maestro cómelo, bébelo; escucharlo no, pues es un fenómeno vivo de energía. Si lo paladeas te darás cuenta de la diferente cualidad de su ser.
Una gran receptividad es necesaria –receptividad femenina- para encontrar al Maestro. Más si tú estás en disponibilidad ante un Maestro vivo, instantáneamente algo se enciende y quedas atrapado. Es un fenómeno de amor. No puedes probar ante nadie que has encontrado al Maestro. Cualquier prueba puede ser denegada por otros. Si lo has encontrado, tú lo sabes. Este conocimiento es del corazón, de los sentimientos.
Osho- Tantra La Sabiduría Suprema
IV La Gran Enseñanza
16 de febrero de 1975
Págs. 174,176