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Ya van ya vienen
Estos cantos rodadosSerán perfectos.Alejandro Mieres
Quedas lejana
Con la mar te recuerdoTodos los días.Alejandro Mieres
Cuando te canto
Amor escucha bienLuego se va.Alejandro Mieres
Cielos grises
Con aves dibujandoInmensidades.Alejandro Mieres
Potente luz
Diamante de coloresLa primavera.Alejandro Mieres
Pleno de sol
Templanza en el aireAbril llegó.Alejandro Mieres
Iluminaste
impalpable algodónla primavera.Alejandro Mieres
Los soles solos
alumbran las tinieblassin ver la luna.Alejandro Mieres
Junto al azul
este dulce amarilloproduce verde.Alejandro Mieres
Ojo infantil
Inocente miradaSin arañazo.Alejandro Mieres
Cántame amor
Este silencio pesaSobre mi piel.Alejandro Mieres
Entre los sueños
Será cálido el vientoAmanecerAlejandro Mieres
Consigue el fuego
Destruir el hieloDe los inviernos.Alejandro Mieres
tu ciudad sigue
con sol y sin jactanciasiempre esperándote Mario Benedetti
estas tristezas
me las trajo el crepúsculoy no se fueronMario Benedetti
nada conforta
como una teta tibiao mejor dosMario Benedetti
el que se queda
dormido entre laureles sueña entre abrojosMario Benedetti
llego alelado
a este final de sigloqué encontraremosMario Benedetti
los que te fían
se vuelven los gestoresde tu calvarioMario Benedetti
el girasol
no conoce de eclipsessiempre te alumbraMario Benedetti
el miedo es ágil
el coraje es pesadocomo una rocaMario Benedetti
El arpa difunde una suave música y la danza continúa sin danzantes.
La música se toca sin tañerla; se escucha sin oídos, pues El es el oído y El escucha. La
puerta está cerrada; pero el incienso está en el interior y nadie ve la cita.
El sabio comprende estas palabras.
Kabir
El Mendigo mendiga, pero no alcanzo a verlo.
¿Qué le pediré al Mendigo? Me da sin que yo le pida nada.
Kabir
Mi corazón reclama la morada de mi Bienamado.
A la que pierde la ciudad de su esposo, igual le da el gran camino que el abrigo de un
techo.
Mi corazón de nada se alegra; mi espíritu y mi cuerpo divagan sin cesar.
Su palacio tiene un millón de puertas; pero entre El y yo media un vasto océano. ¿Cómo lo
cruzaré? No tiene fin, ¡oh, amigo!, la extensión de esa ruta.
¡Qué maravillosa obra es esa lira!
Bien templada, arrebata el corazón; pero rotas las clavijas o distendidas las cuerdas, ya no
interesa a nadie.
Les digo, riendo, a mis padres: "Es preciso que vaya a ver esta misma mañana a mi Señor".
Ellos se encolerizan, no quieren dejarme ir y dicen: "Esta criatura cree haber adquirido tan
gran dominio sobre su Esposo como para obtener de El todo cuanto quiere; de ahí
su impaciencia por encontrar a su Señor.
Ahora, querido amigo, alza ligeramente mi velo, que es esta mi noche de amor.
Kabir
Sirve a tu Dios, presente en este templo, que es la vida.
No seas loco, pues las sombras de la noche pronto se espesan.
Me ha esperado durante la eternidad de las edades; por amor a mí, El ha perdido su
corazón.
¡Y yo ignoraba la felicidad que tan cerca tenía! Mi amor aún no se había despertado. Pero
ahora mi amante me ha dado a conocer el sentido de los sones que percibieron mis oídos.
Ahora he realizado mi felicidad.
Kabir
La tormenta se acumula en el cielo. Escucha la honda voz de su fragor.
La lluvia viene del Oriente y murmura su monótono plañir.
Presta atención a tus cercados, para que la
lluvia no los invada y los arrase.
Prepara el suelo de la liberación y deja que sólo se ahoguen bajo la tormenta los parásitos
del amor y del sacrificio.
Sólo el labrador precavido podrá festejar el fin de la cosecha. Sólo él podrá llenar de grano
sus vasijas y alimentar a los sabios y a los santos.
Kabir
Este día me es caro entre todos los días, porque hoy mi Señor Bienamado es huésped de mi
casa.
Mi cámara y mi corazón resplandecen con Su presencia.
Mis ardientes deseos cantan Su nombre y se pierden en Su infinita belleza.
Lavo Sus pies, contemplo Su rostro y ante El me prosterno, llevándole como ofrendas
mi cuerpo, mi alma y todo cuanto tengo. ¡Qué día de felicidad es este en que mi
Bienamado, mi tesoro, viene a mi casa! Todos los malos pensamientos huyen volando de mi
corazón cuando diviso a mi Señor. Mi amor lo ha conmovido, mi corazón languidece por Su
nombre, que es la Verdad. Así canta Kabir, el servidor de todos sus servidores.
Kabir
¿Qué sabio podría escuchar la música solemne que se eleva hacia el cielo?
El es la fuente de toda música; El llena con ese surtidor, hasta los bordes, todos los vasos
humanos, permaneciendo desbordante El mismo.
Aquel que vive corporalmente siempre está sediento, porque el objeto de sus afanes es
imperfecto, aunque siempre surgen en él, y cada vez más hondas, estas palabras, donde
van fusionados el amor y el sacrificio: "El es esto; esto es El".
Kabir
¿Dónde iré que aprenda a conocer a mi Bienamado?
Kabir
He aprendido el sánscrito; deja, pues, que todos los hombres me llamen sabio.
Pero ¿de qué me valdrá todo mi saber si yerro a la ventura, si mi garganta se reseca de sed,
si me abrasa el ardor de mi deseo?
Kabir
Separada de su amado, la mujer hila en su rueca.
La ciudad de su cuerpo, con el palacio de
su espíritu, se alza en su hermosura.
La rueca del amor, hecha con las joyas del saber, gira en el cielo.
¡Qué hilos tan sutiles teje la mujer y cómo los refina su amor y su respeto!
Kabir
Bajo el gran quitasol de mi Rey brillan millones de soles, de lunas y de estrellas.
El es el Espíritu de mi espíritu; El es la Pupila de mis pupilas.
¡Que mi espíritu y mis ojos no formen más que uno! ¡Que mi amor alcance a mi
Bienamado!
¡Que la fiebre ardiente de mi corazón pueda encontrar alivio!
Kabir
Mi país, ¡oh, santo!, es un país sin dolor. Les clamo a todos a gritos: al rey como al
mendigo, al emperador como al fakir. ¡Quien quiera que busque abrigo junto al Altísimo, que
venga a mi país!
¡Que venga el triste y fatigado y que deposite allí su fardo!
Ven aquí, hermano, para que puedas pasar más fácilmente a la otra orilla.
Este es un país sin tierra ni cielo, sin luna ni estrellas. La radiante Verdad es lo único que
brilla en el triunfo de mi Señor.
Kabir
Estuve con mi Señor en la casa de mi Señor; pero no viví con El; ignoré Sus caricias y mi
juventud pasó como un sueño.
En la noche de mis bodas, mis amigas cantaban a coro; me ungieron con los ungüentos de
la alegría y del dolor.
Pero al concluir la ceremonia abandoné a mi Señor y me fui; mis amigas, en el camino,
intentaron en vano consolarme.
Kabir
Reflexiona bien, ¡oh, dulce amigo de mi corazón! Si verdaderamente amas, ¿por qué
duermes?
Si lo has encontrado, date a El enteramente y únete a El.
¿Por qué lo pierdes después de haberlo hallado?
Si una profunda necesidad de sueño cierra tus ojos, ¿por qué perder el tiempo haciendo la
cama y arreglando las almohadas?
Kabir
El Señor está en mí, el Señor está en ti, como la vida está en cada simiente. Renuncia a un
falso orgullo, ¡oh, mi servidor!, y busca en ti a tu Señor.
Un millón de soles irradia Su luz.
Un océano azul se extiende en el cielo. La fiebre de la vida se aplaca y todos mis pecados
se lavan cuando permanezco en el seno mismo del mundo.
Escucha las campanas y los tambores de la Eternidad. ¡Regocíjate en el amor!
La lluvia cae sin agua y los ríos son torrentes de luz.
Sólo el Amor puede penetrar al mundo, y
pocos son los que saben estas cosas.
Están ciegos los que quieren ver las a la luz de la razón, de esa misma razón que es la causa
del alejamiento.
¡El Palacio está tan distante de la razón! ¡Bendito Kabir, que puede, en el seno de la dicha
infinita, cantar en sí mismo el cántico del encuentro del alma con el Alma, el cántico del
olvido de las penas, el cántico que supera todo cuanto penetra en nosotros y todo cuanto
emana de nosotros!
Kabir
Se acerca el mes de marzo. ¿Quién me unirá a mi Bienamado?
¿Cómo encontraré palabras para expresar la hermosura de mi Amado? El y la belleza son
una misma cosa.
Su color está en todas las imágenes del
mundo; es un hechizo del cuerpo y del espíritu.
Quienes conocen su hermosura saben cuán inefables son los juegos de Su creación.
Kabir
Sé, ¡oh, Narad!, que mi Amado no puede estar lejos.
Cuando mi Amado se despierta, yo me despierto; cuando El duerme, yo duermo.
¡Aniquilado sea quien aflija a mi Bienamado!
Allí donde se cantan Sus alabanzas, allí vivo yo.
Cuando El camina, yo camino ante El. Mi corazón suspira por mi Bienamado. Una
peregrinación sin fin se sucede a Sus pies y millones de devotos se prosternan sobre ellos.
Kabir
¡Cuelga hoy mismo el columpio del amor! Suspende tu cuerpo y tu espíritu entre los
brazos del Bienamado, para un éxtasis de los goces del amor.
Acerca los ojos al torrente de lágrimas de los nubarrones cargados de lluvia, y cúbrete el
corazón con las sombras de la noche.
Aproxima el rostro a Su oído y murmúrale las más hondas aspiraciones de tu alma.
Kabir
Frescor de otoño.
Melón y berenjena
a cada huésped.
Basho
Muévete, tumba,
oye en mis quejas
al viento de otoño.
Basho
Este abanico
hay que tirarlo - pero
mis garabatos…
Basho
El nombre es leve:
viento entre pinos, tréboles,
viento entre juncos.
Basho
¡Qué irrisión!
Bajo el yelmo
canta un grillo.
Basho
Viento de otoño:
más blanco que tus piedras,
Monte de Rocas.
Basho
Aroma de aguas.
Inútil ya cortar
un crisantemoBasho
Ando y ando.
Si he de caer, que sea
entre los tréboles.
Basho
Hoy el rocío
borrará lo escrito
en mi sombreroBasho
Viento de otoño:
lo oí toda la noche
en la montaña.
Basho
Antes de irme
¿barro el jardín hojoso,
sauces pelados?
Basho