Los gorriones pían lánguidamente en la ciudad abandonada.
¡Qué sombría es su suerte!
Se mezclan a los abejarucos, pero no osan seguir las huellas del fénix.
La madre tiene cuatro pichones que nutrir
y los pichones carecen de alimentos;
picotea los restos de paja picada y las vainas de las habas,
inquieta, temiendo que la sigan los cuervos y milanos.
Tu destino está señalado desde antes de que nazcas,
síguelo y deja de lado la ambición.
Li Tai
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